- Dividir las tareas en partes, indicado claramente un tiempo limite para terminar cada una de éstas y elogiando la realización correcta de cada una de ellas.
- Priorizar la calidad sobre la cantidad: es mejor seleccionar lo más importante que pedir una gran cantidad de tareas.
- Buscar el lugar más adecuado en el aula para el alumno, facilitando el contacto ocular con el profesor y alejándolos de posibles distracciones: la ventana, la puerta de entrada…
- Disminuir el ruido durante la clase.
- Utilizar una buena organización que puede reforzarse colgando en la pared el programa del día y las normas de clase.
- Diseñar gráficos que proporcionen a los alumnos información sobre su comportamiento.
- Intercalar tareas menos motivadoras o que requieran una respuesta pasiva, como por ejemplo una exposición teórica, con otro tipo de tareas más activas, que requieran la intervención de los alumnos.
- Utilizar un tono tranquilo, un estilo directo y ayudar al alumno a darse cuenta de que su aprendizaje nos interesa, de que nos preocupamos por él.
- Hacerles conscientes de la importancia de su implicación activa en clase y de que les comprendemos y les ayudamos.
Para saber más:
No hay comentarios:
Publicar un comentario